
Hace unos años, un gran número de empresas, de todas partes del mundo, estuvieron muy implicadas en certificar sus inmuebles mediante todo tipo de sellos en aspectos que tenían que ver con la eficiencia energética y la sostenibilidad, de cara a ofrecer al mercado, una imagen mucho más comprometida con el entorno y que fuese parte importante dentro de su memoria de RSC “Responsabilidad Social Corporativa”, pero pronto, el mercado comenzó a cambiar y fue cuando las organizaciones comenzaron a dar más prioridad al cuidado de su actividad interna y más aun, de lo más importante, de las personas.
El objetivo principal de las empresas, siempre se ha sido el de tener una cuota de mercado importante y que sus estándares comerciales y financieros sean lo suficientemente solventes para seguir creciendo y ser mucho más competitivos, en este sentido estaremos casi todos de acuerdo, pero lo que nos compete ahora no es tanto estos indicadores y la actividad empresarial sino, todo lo que pasa internamente dentro de ellas para conseguir ser, lo que quieran ser y alcanzar esos objetivos.
Está claro que el componente más importante de las empresas, son las personas. Las organizaciones, además de trabajar en sus estrategias y actividades, tienen que cuidar de sus trabajadores, ahora más que nunca, cuando están entrando en juego muchas otras variables que hacen que ellos puedan tener más y mejores herramientas en sus manos para sentirse más valorados, adoptar un mayor compromiso por lo que hacen y por consiguiente, ser más productivos, se trata de eso, de fidelizar el talento que ya está en la organización, que tengan “salud laboral” lo que implica el bienestar físico, mental y social, en otras palabras: el edén laboral.
De siempre es sabido que el mayor condicionante o criterio de aceptar una oferta de trabajo o abandonarlo, es la parte económica, pero los cambios que están sucediendo en el mercado, las nuevas formas de trabajar y como lo certifican algunas publicaciones y estudios recientes, el entorno de trabajo y otros aspectos enfocados al desarrollo personal y profesional de las personas, viene ganando enteros y poniéndose en paridad con el aspecto salarial, con lo cual las empresas y en concreto los departamentos de RRHH y Facility Management deben encontrar las mejores alternativas para hacer frente a estas nuevas demandas y ponerlas a disposición de las personas.
Entonces, aparte del tema económico, que es muy importante desde luego ¿en qué aspectos se debe trabajar?. Bien, hay muchas variables que entran en juego y aquí, la creatividad de los departamentos más implicados en estos temas no deberían de tener límites, siempre que la organización permita adoptar este tipo de beneficios o mal llamado salario emocional y que están centrados en que todo el entorno, tanto personal como profesional, esté lo mejor controlado posible y ya no solo se habla que si se tiene una oficina bonita con unas vistas espectaculares, si se tiene los medios tecnológicos y aplicaciones para desarrollar el trabajo de la mejor forma posible, que si se ofrece coche de empresa o se come por cuenta de la organización, todo esto es muy válido y muchos quisieran tenerlo, pero quizás éstos argumentos no queden solo ahí y haya más de fondo, como tener una mayor flexibilidad que permita conciliar la vida laboral con la personal y familiar, buenas relaciones laborales, planes de carrera profesional, incentivos, buena ergonomía, confort y accesibilidad, ambientes sanos, buena iluminación, alimentación saludable, planes deportivos y actividad física, incluso terapéuticos y un sinfín de acciones que no representan para la organización un coste excesivo que pueden convertirse en un factor multiplicador de beneficios para todos. Mayor productividad y compromiso de los empleados generan ventajas competitivas en el mercado.
Pero no solo se trata de que la empresa haga una inversión y cambio en su entorno de trabajo, el cambio debe venir a su vez en la cultura de la organización y en como los mandos superiores se relacionan con los demás, cambian su modelo organizativo por uno más horizontal, más comunicativo y colaborativo y que permita una integración funcional y facilite el desarrollo profesional.
La tecnología y las nuevas formas de trabajar nos ayudan mucho en este sentido, está claro que el mercado está cambiando abruptamente y las empresas deberán subir a la ola para no perder en el coste de oportunidad que supone no implantar estos medios y beneficios, ya que están más que probados que funcionan para todo y para todos, en estos aspectos siempre se había tenido solo en cuenta la calidad de la iluminación y del aire que respiramos en los entornos de trabajo y como ello incide en nuestro día a día, poco a poco el mobiliario ha comenzado a tener mayor influencia en estos aspectos teniendo como base la fisionomía de los usuarios y ajustándolos a la ergonomía necesaria para cada persona y lugar, ello va a permitirnos que nuestras posturas a lo largo del día sean mejores, no tener problemas lumbares y minimizar los problemas de absentismo laboral.
En este sentido y dadas las repercusiones del mercado, ha nacido una nueva certificación, complementaria a los sellos y/o certificaciones de los que hablábamos al principio del artículo, pareciera que si no hay un certificado que avale estos cambios, las empresas no dan ese paso adelante, pero es cierto que aunque la certificación lleva ya algunos años en el mercado, mayoritariamente en el anglosajón, se está comenzando a desarrollar en España, en donde ya tenemos algunos buenos ejemplos de empresas que han optado por recibir este distintivo, pero que hay seguro una larga lista de empresas, que sin necesitarlo, ya han aplicado todos estos conceptos. Este ya es un mercado en auge que comienza a sumar players dado el atractivo que ofrece, incluso por la necesidad de las empresas de poner todos los medios posibles en beneficio de sus empleados y conseguir hacerlo público.
Hernando Gutierrez Angel
Gerente
IFMA España